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Determina por qué te convertirás en una “persona a pie”. Para algunas personas, se trata de responsabilidad social (por ejemplo, para minimizar el uso de combustibles fósiles). Para otros, se trata de salud o de ahorrar dinero. Y para otros, es porque, por una razón u otra, no tienen una licencia para conducir. Inclusive para algunos pocos se trata simplemente de libertad — no estar atado a las responsabilidades de ser dueño y mantener un carro. La razón por la cual decidas vivir sin un carro afectará qué tan lejos quieres llegar con este estilo de vida. Pero sin importar cuál sea “tu” motivación, una cosa es segura: habrá ahorros económicos tremendos.
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Quédate con tu carro como reserva durante el periodo de transición. Mientras pruebas este estilo de vida y afinas los detalles, debes de quedarte con tu carro hasta que estés confiado de utilizar medios alternativos de transporte. Una vez que puedas estar 1 ó 2 meses sin utilizar el carro, estás listo para dejarlo definitivamente. Entonces, dona tu auto a caridad para una amortización de impuestos o véndelo y recupera algo del dinero invertido.
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Toma el autobús. Si vives en un área con un sistema de transporte público, toma ventaja de él. Investiga las rutas, encuentra tarifas y programas especiales, ten el planificador de viajes disponible al navegar la red y guarda el número de servicio al cliente en tu celular.
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Considera mudarte a un área que esté a distancia de irte en bicicleta o caminando a todos los lugares importantes, tales como las tiendas o paradas del tren o metro y demás centrales de transporte. Consigue un mapa del sistema de transporte de la ciudad o utiliza un planeador de viajes en línea para averiguar qué tan rápido puedes llegar a una variedad de destinos de tu futura casa. Siempre es una buena idea tener al menos una pequeña tienda de conveniencia a distancia caminable para viajes rápidos. Si estás buscando un cambio drástico, múdate a una ciudad con un buen sistema de transporte público, tales como Chicago, Nueva York o Portland, Oregón. Alternativamente, ubícate en una “no tan pequeña” ciudad como Madison, Wisconsin, en donde puedes cruzar la ciudad entera en bicicleta en un tiempo razonable. Si te preocupan los costos de mudanza y vivienda en un nuevo vecindario (por ejemplo, rentas más altas), compara estos costos adicionales con los ahorros que puedes lograr al no tener un carro.
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Consigue un trabajo mejor localizado. Las personas usualmente escogen casas que están cerca de sus negocios, pero si te gusta una casa o vecindario, puedes hacer lo opuesto. Asegúrate que tu lugar de trabajo esté localizado a distancia como para ir caminando o en bicicleta a una parada de autobús o tren. También, averigua qué tan difícil es llegar a tu lugar de trabajo desde tu casa; si únicamente puedes llegar a él tomando tres autobuses a través de dos horas, éste no es accesible. De ser posible, evita el viajar a diario al trabajar desde o cerca de tu casa. Explora la posibilidad de trabajar a distancia (vía internet) ciertos días de la semana y así evitar esperar en tráfico varias horas a la semana.
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Compra una bicicleta. Las más baratas en tiendas de descuento pueden estar tan baratas como $45 dólares y las de alta calidad y de ruta pueden costar entre $500 y $1200 dólares. Busca en tiendas de garage y clasificados en línea. Frecuentemente ofrecen bicicletas a precios muy bajos o inclusive gratis. Departamentos policiacos a veces tienen ventas anuales de bicicletas que han recuperado. Recuerda—además de ser gratuitas, amigables con el medio ambiente, y usualmente inmunes a congestiones de tráfico, las bicicletas también otorgan un ejercicio diario gratuito. Si tu vida día con día va a depender de la bicicleta, verifica el clima y otros factores como los descritos en la sección de Consejos más adelante.
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Compra una bicicleta eléctrica o una moto eléctrica. ¿Recuerdas la emoción alrededor del “Segway?” Ésta es una solución más simple. Estas bicicletas se están esparciendo rápidamente a través de China, Japón y muchos más países en todo el mundo. Emiten muy poco CO2 en relación a un carro, son muy fáciles de “cargar,” y son divertidas y familiares. Una bicicleta eléctrica usualmente cuesta entre $500 y $1500 dólares, y se desplazarán entre 8 y 20 millas con una carga de la batería. Puedes comprar una bicicleta completamente eléctrica o una semi-eléctrica, pero las del tipo eléctrico son ideales si lo que quieres es irte con tu ropa del trabajo y no llegar empapado (menos sudor y llegas más rápido al trabajo). En realidad son bastante rápidas (entre 14 y 20 millas por hora), no es necesario asegurarlas y el mantenimiento es barato. Las baterías pueden ser de plomo (confiables y seguras, pero pesadas), de níquel (larga duración y livianas, pero más caras), y de iones de litio (excelente duración y muy livianas pero caras y aún no son utilizadas en bicicletas comúnmente).
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Une fuerzas con otros pasajeros.
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Compra un “moped”, scooter o motocicleta pequeña. Estos pequeños vehículos de dos ruedas son relativamente baratos y los costos de operación, mantenimiento y seguros son igualmente baratos, además de ser divertidos de manejar. En muchas ciudades del mundo, vehículos de dos ruedas superan en número a los carros.
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Considera participar en programas de compartir carros. Hay una variedad de programas que te permiten usar un vehículo cuando lo necesites. Si solo necesitas llegar a tu trabajo, es muy probable que puedas conseguir alguien con quien compartir carro en tu servicio de tránsito local.
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Si necesitas hacer un viaje fuera de la zona de transporte barato público, trata de conseguir con quien compartir carro. Simplemente encuentra a algún conductor que vaya en la misma dirección que tú y dales dinero para la gasolina o ayúdales con el manejo del carro. Puedes encontrar a estos conductores en internet.
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Toma un taxi o renta o pide prestado un carro. Para aquellas veces en las que un autobús simplemente no funcionará (recoger 42 begonias en maceta), podrías muy seguramente necesitar un carro. Pero inclusive rentar un carro varias veces durante el año usualmente tiene más sentido que ser dueño de uno únicamente para aquellas pocas veces en las que utilizarlo es absolutamente necesario.
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De ser posible, consigue un trabajo que te permita utilizar un vehículo corporativo, de esa forma eliminas la necesidad de tener uno personal.
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